sábado, 16 de marzo de 2013
NUEVA LEY DE CONVIVENCIA ESCOLAR
Lo menos que podríamos pensar los educadores sería considerar a la Ley de Convivencia Escolar, como una simple nueva Ley, de las tantas que a diario emite el Congreso Colombiano. Lo cierto es que hay que asumirla como una bonita oportunidad de apropiarnos de un instrumento de intermediación para el logro de mejores relaciones entre los estudiantes al disminuir los altos índices de violencia que está originando el matoneo tradicional y el cyberbulling en su nueva versión de agresión de muchos hacia pocos, cuando casi siempre es un niño(a), generalmente introvertido(a), quien es amendrentado por varios de sus compañeros. El reto es implementar no solo estrategias de convivencia que a veces resultan meras justificaciones insulsas para llenar los vacíos que a diario está dejando el acto aducativo y alejadas de toda intencionalidad de formación que verdaderamente lo debe tener la Escuela como templo del saber; sino, antes por el contrario, la tarea es iniciar serios procesos de autorreflexión acerca de la propia práctica pedagógica que nos lleve a una transformación sistémica de las mismas, de tal forma que los procesos pedagógicas y didácticos que debamos desarrollar en el aula, sean lo sufientemente motivantes a entusiasmar cada vez más a los niños por los saberes existentes, la investigación y el ser partícipes de los procesos de construcción colectiva de conocimiento
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