sábado, 31 de enero de 2015

EL VALLENATO DE LA ZAFADERA - Abel Medina Sierra

Publicado en Diario del Norte (31,01,15) Las mujeres ahora como que están muy regaladas o son, como dijo Mile Zuleta, “Mango bajito”; según se desprende de los imaginarios que se están entronizando desde las canciones vallenatas de la Nueva Ola. Si escuchamos las canciones de los más jóvenes y “pegados” compositores del género, llegaríamos a concluir que las chicas son un parche del que se pueden desprender en cualquier momento sin ninguna contemplación ni reparo sentimental. No se sabe si es que hay una “lluvia de mujeres” persiguiendo a estos noveles autores y que tienen que estarlas espantando como moscas ante tanto asedio, o componen estas líricas para que se ajusten a los muy apetecidos intérpretes que sí suelen ser acosados por tantas groupies o “bandidas de casetas” como las llama despectivamente Joaco Guillén. Lo cierto es que la moda en el vallenato es que las canciones en vez de asumir la seducción y la conquista de la mujer lo que hace es cada vez más instaurar una actitud desdeñosa del zafe, del abandono y el menosprecio. Vallenato de la zafadera podríamos decir, se trata de canciones que tratan de llevar a la mujer al menoscabo del utilitarismo, de la cosificación: “lo que no sirve se bota” dice Fabián Corrales en La ley de la vida lo que reitera Rolando Ochoa en Ábrete: “Ábrete que ya encontré la que a mí me gusta, me gusta/ ábrete porque contigo no quiero nada, ya nada/ lo que no sirve se bota pa toda la vida, la vida”. Si en los periodos anteriores las canciones exaltaban las virtudes de las mujeres y el cantor buscaba los más bellos y rendidos versos en una Súplica de amor como titula Beto Daza su canción, lo que escuchamos ahora es la intención de rechazar la mujer, de “abrirla” o “cortarla” porque siempre hay otra esperando al galán que hace versos. El mismo Rolando Ochoa lo expresa en la canción Te corté interpretada por Churo Díaz: “Es que yo te sacudí, te corté, te corté /Y es que yo no te quiero ni en pintura/ No te quiero ve ni en curva/ Ya no me matan tus besos”. El mismo autor dice en Ni punto de comparación grabada por Silvestre Dangond: “Y no me busques, no me llames, no me insistas/ Porque lo que no me diste/Otra me lo dio, otra me lo dio, otra me lo dio” Por su parte, Omar Geles quien tanto lloró a las mujeres en sus canciones ahora cambió su lenguaje y en su propia interpretación de Te cancelé expresa: “Te zafe, te cogí la mala y ya, no me llames más/Te cancelé, te cogí la mala y ya, no me busques más”. El mismo Omar Geles, uno de los estandartes del “lloranato” ahora nos ofrece canciones como Te dejé grabada por Peter Manjarrés: “Te deje, te deje por mala/ Por loca, por mala/ Porque no pudiste entender el amor que te di”. También grabada por Peter, se conoce de Geles Contigo no voy más: “Ay yo no voy, yo no voy, yo no voy/ Contigo yo no voy más/ Aunque sea la más bonita/ Contigo yo no voy más”. Otro que nos tenía acostumbrado a canciones sensibleras en las que rogaba el amor como lo es Wilfran Castillo ahora se contagió del tono machista de Rolando Ochoa y ofrece Piérdete grabada por Peter Manjarrés: “Chao, adiós, te vi, piérdete no quiero verte/ Ya mi pecho no te siente/, Solo te deseo suerte”. También se viene escuchando mucho Contigo no vuelvo grabada recientemente por Iván Villazón: “Contigo no vuelvo ni que seas el último ser de este mundo/ Si piensas que vas a besarme los labios/ no vas a besarme ni medio segundo” Los títulos del culto a la zafadera están a la orden del día y son los preferidos por los intérpretes: Fabián Corrales nos dice que con ella Ni de aquí a la esquina y que Hasta donde llovió hubo barro y la más reciente: Chao contigo. Diego Daza, una de las promesas autorales se nos viene con Échate pa´ allá, interpretada por Martín Elías: Échate pa allá Déjame tranquilo no me estés llamando, celando No molestes más Que yo ando contento con otra gozando y bebiendo Es el mismo autor de Vete, vete grabada por Kavras: Vete, vete Lejos de mi vida pero vete, vete Márchate de aquí que no quiero tenerte Sé que dolerá pero voy a ser fuerte Mientras Álvaro Vence, en la voz de Luifer Cuello, le dice a la novia Colorín colorado: Como el miércoles, pa’l jueves Como el ocho, para el nueve De ésta mazorca ni un grano Porque ya lo decidí Colorín colorado Y este cuento se ha acabado Jhon MIndiola le recuerda a la chica que no se empelicule, que quién la manda a enamorarse sola (Te empeliculaste, interpretada por Peter Manjarrez9; José Rafael Díaz lo dice en inglés Open the patch: “Open de patch/ adiós Me voy mi vida/ Por aquí no vuelvo más” Juank Ricardo insulta a su ex con su éxito El capricho grabado por Andrés Ariza Villazón: “Ya no me gustas/ Fuiste un capricho mío /Qué raro es el destino / Hoy me quieres amar/ Ya no me busques /Y no es patá de ahogao/ Sólo que tú a mi lado/ No luces, la verdad” Esta actitud desdeñosa hacia las mujeres se complementa con cierta ufanía, los nuevos autores se las dan de “Super macho” o de “tumbalocas” por lo que poco les cuesta “zafar” a una mujer porque las tienen de sobra como lo expresa Rolando Ochoa en La lagrimita grabada por el grupo Kavras: Soy más vivo que tú, de aquí a la Patagonia estoy seguro Sigues creyendo que, voy a estar siempre aguantando berrinches Ay pa´ tener otra mujer, yo nada más tengo que abrir la boca Y llegan donde mí, de todos los calibres a decirme Que estoy bueno, que a ella no le importa que yo tenga novia y que vamos a salir No olvidemos que “El zambo” de Ochoa, el autor más grabado últimamente, es el mismo que se cree El terremoto de las mujeres, el único capaz de ponerle el pase de La ciquitrilla, el que pone a sus rivales de payasos (Los tengo de payasos, grabada también por Silvestre Dangond), el que tiene el tumbao que no tiene el pelaíto (No tiene tumbao, grabada por Martín Elías. En esa misma línea de ufanía caminan las canciones de otros autores como Carlos Amarís que se autoproclama como El confite (grababa por Silvestre Dangond) y El nene de ella (grabada por Elkin Uribe) y hasta Franco Arguelles que se jacta de ser El papaupa de ella (grabada por Poncho Zuleta) y Sergio Luis Rodríguez presume ante una joven de ser Tu patrón. En fin, parece que la fórmula del éxito comercial de los nuevos autores es dárselas de muy apetecidos y enviar el mensaje a la mujer que es un objeto desechable, que deben “portarse bien” pues de lo contario serán zafadas. Lo peor de esto que, lejos de disgustarse por esta fuerte carga de machismo, sexismo y oprobio en estas canciones, las que más las aprecian y cantan a garganta abierta son las mismas mujeres. Que siga el zafe.

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