domingo, 8 de junio de 2014
Apoyamos la negociación y solución política al conflicto armado
“Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que trabajar con él. Entonces se convierte en tu compañero” Nelson Mandela
Vivimos en un tiempo en el que no pueden pasar desapercibidas las esperanzas políticas, no renunciamos a ellas, no renunciamos a que en nuestro país se dé una solución política y negociada al conflicto armado interno. En el marco de esas esperanzas de paz, no vamos a dar la espalda a las víctimas, no damos la espalda al proceso que se gesta desde hace varios meses en la Habana con las FARC, o el ELN y EPL en otros lugares, no damos la espalda al desgarro producido en el tejido social de nuestro país. Culminar el conflicto armado interno, que enfrenta a los/las colombianos/as con funestas consecuencias para el país tanto en daños a la infraestructura, a los ecosistemas, en violaciones a los derechos humanos y en la pérdida de muchísimas vidas; es el anhelo de todas y todos.
Entendemos que en el proceso de la Habana no se resuelven los conflictos de fondo, derivados de la aplicación de un modelo económico que origina la protesta y movilización social contra la desigualdad y la injusticia social,pero es un buen punto de partida. Poner fin a este conflicto implica que se le quiten los argumentos a aquellos que viven de la guerra y se deje de enmascarar, en el miedo al “terrorismo” y el “Castro- Chavismo”, el verdadero origen del conflicto colombiano. Esto supone una pequeña esperanza frente a todo lo que hay que hacer, por eso, votar en contra de la guerra no significa que renunciemos a seguir luchando contra un gobierno neoliberal, máxima expresión del capitalismo salvaje; y contra las amenazas globales como la exclusión de la población, la privatización como política y la destrucción de la naturaleza. Desde luego que no. La memoria de lucha nos une siempre.
La opción de voto en blanco en segunda vuelta no produce ningún efecto, porque no cuenta, por tanto, es imprescindible visualizar y comprender la coyuntura que hoy nos pone en una difícil disyuntiva, elegir a quien está conversando y avanzando para terminar concertadamente el conflicto armado interno y al que menos afecta la estabilidad latinoamericana, derrotando a los amantes de la guerra que intentarán, cooptar, controlar, y manipular a su beneficio los miedos instalados, por ellos mismos, en la población; o quedarnos de brazos cruzados.
No es fácil para nosotros/as, maestros y maestras conscientes, votar por Santos, pues reconocemos la orientación neoliberal de su gobierno, expresado en la mercantilización de la salud y la educación, empeñado en ahondar el modelo de acumulación basado en la extracción de materias primas y la promoción de la inversión por parte de multinacionales; entre muchas otras cosas, pero ante el autoritarismo uribista que quiere instalarse nuevamente en la casa de Nariño, con Zuluaga, para profundizar la guerra y los conflictos con los países de la región,nos vemos avocados a movilizar nuestra indignación,rebeldía y determinación para evitarlo. Entonces, es nuestra tarea despertar la humanidad como la dimensión más profunda que hay en las personas y que nos impulsa a apoyar un proceso de negociación que va muy avanzado y sumar fuerzas para que las generaciones presentes y futuras podamos vivir un hoy, un mañana sin conflicto armado. El presente y el futuro está abierto, el país que vota elegirá.
Tendremos también, los colombianos y colombianas, que re-inventar aprendizajes en el postconflicto para contribuir a las transformaciones que van a ser posibles, buscando propuestas y esfuerzos colectivos para las tareas que están pendientes y que contribuyan a aperturas posibles para hacer realidad los sueños de un mejor país.
Con fortaleza, valor y determinación,
Movimiento Magisterial Dignidad Educativa
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