PERPLEJO E INERME.
Definitivamente, uno no termina por aceptar que en el gobierno del pacificador (sólo de las vías por donde habría de transitar exclusivamente él y su corte ) haya sido posible tanta corrupción, que no se quedó en el ingenio de la mayor argucia para hurtar el erario público, sino, como lo prueba este artículo, llegar hasta el genocidio de quien sabe cuántos colombianos que no tuvieron la oportunidad de acceder a la compra de esos medicamentos esenciales, cuyos beneficios sangrientos, continuaban engrosando las arcas macabras del Ministro Palacios y sus secuaces
sábado, 7 de abril de 2012
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