jueves, 18 de abril de 2013
Esbozos para la construcción de un modelo de calidad educativa en la Colombia del siglo XXI
GUSTAVO ADOLFO ARAGÓN
Ceidepes Eat
Riohacha – La Guajira, 2011
El principal reto de Colombia hoy, al igual que el de los demás países de América Latina y del Caribe, es mejorar la calidad de la educación, sobre todo cuando los indicadores de calidad de la educación básica y media implementados por el Ministerio de Educación Nacional han detectado la existencia de serios problemas de calidad en el sistema educativo que se desarrolla a partir de las políticas públicas educativas definidas.
El que la educación sea de baja calidad ha merecido una atención de parte de los gobiernos y que para el actual presidente colombiano y su Ministra de Educación el asunto de la calidad educativa es altamente prioritario, ya que sus consecuencias son críticas en muchas de las actividades del país, especialmente en el crecimiento económico y el ejercicio de la democracia, pues allí se demandan cada vez personas con mejor y mayor formación. Sin embargo, muchos intentos por mejorarla no han tenido éxito. La educación colombiana no ha trascendido aún del modelo pedagógico de la escuela tradicional caracterizado por un profesor que enseña frontalmente a un abultado grupo de alumnos, enfrentando una cantidad de problemas y limitado por la posibilidad de ofrecer una educación de buena calidad adecuada a las exigencias del desarrollo económico, social y cultural que hoy vive el mundo de las nuevas tecnologías y los ultra avances de la ciencia.
La reflexión sobre el recorrido histórico de la educación a través de los modelos pedagógicos, además de sus pobres resultados, que se han implementado en Colombia en los últimos ciento cincuenta años, conlleva a la apuesta necesaria por indagar acerca del tipo de educación y enseñanza que propendería por una verdadera de educación de calidad para los colombianos. Precisar el reto de cuál sería el tipo de educación de calidad que requeriría el país en este siglo, alcanza una complejidad tal que va mucho más allá de plantearlo a partir de un severo y riguroso análisis de los modelos pedagógicos existentes y de los que en este proceso de reflexión se puedan proyectar. Pues la diversidad de factores que se conjugan en los procesos educacionales conduce a la construcción de una trayectoria de convergencia de análisis de la política pública y de los modelos de estado, economía y de cultura que estructuran la sociedad colombiana, inserta en la vivencia de la aldea global que es el mundo actual.
Proyecto educativo de país:
En términos de política pública, el estado colombiano ha definido a través de unos procesos de elaboración participativa de la comunidad educativa los llamados diez retos de la educación, recogidos en el Plan Decenal 2006-2015, a partir de una definición conceptual de cada uno de ellos y desagregados en enfoques propositivos, destinados a ser la carta de navegación de la educación en la década señalada: 1) Fines y calidad de la educación en el siglo XXI (globalización y autonomía); 2) Educación en y para la paz, la convivencia y la ciudadanía; 3) Renovación pedagógica desde y uso de las TIC; 4) Ciencia y tecnología integradas a la educación; 5) Más y mejor inversión en educación; 6) Desarrollo infantil y educación inicial; 7) Equidad: acceso, permanencia y calidad; 8)Liderazgo, gestión, transparencia y rendición de cuentas en el sistema educativo; 9)Formación, desarrollo profesional y dignificación de los y las docentes y directivos docentes; 10) Otros actores en y más allá del sistema educativo.
Al lado de lo anterior se han hecho reflexiones bastante juiciosas que han aportado significativamente a la construcción del ideal de la educación del futuro; es el caso del investigador Carlos E. Vasco quien sostiene que la inversión pública en educación debe ser vista como una cultura política y económica rentable, que si se pretende satisfacer la demanda, ésta debe ser atendida con calidad expresada en planteles escolares con mejores ambientes, adecuados recursos didácticos y maestros respetados y bien remunerados; ya que es urgente pasar del modelo de enseñar y evaluar por logros y objetivos a la propuesta de hacer ambos procesos por el modelo desarrollo de competencias, pero sobre la base que de una manera aguerrida y de conjunto se formen a los maestros en esta línea pedagógica. Es así como este gran Maestro e investigador concluye que el mínimo número de frentes de avance simultáneos que podría mejorar la calidad de la educación en los colegios oficiales sería seis, dispuestos en lo que ha llamado “el hexágono de la calidad educativa”, que articula los estándares, las pruebas, la formación continuada y permanente de los docentes, la dotación escolar y los planes de mejoramiento, pero con planes de apoyo a dicho mejoramiento. (Vasco: 2007)
Igualmente no es menos cierto que el gobierno nacional, los gobernadores y alcaldes deben comprometerse con la tesis de que la apuesta más inteligente para el desarrollo de sus regiones y mejor calidad de vida de sus gobernados es formar adultos que puedan participar en la sociedad de conocimiento y crear sólidas redes de apoyo efectivo para el logro de estos propósitos. El elemento esencial de transformación o de construcción de sociedad debe estar centrado en el conocimiento, y por ende en la educación La sociedad de la información se caracteriza por transformar la información en conocimiento y servir de puente para el desarrollo de sus comunidades.
A ello apunta el modelo de la pedagogía conceptual: preparar a los estudiantes para que sean competentes en una sociedad que basa su productividad en el conocimiento; ya que para acceder al conocimiento solo basta unas ideas claras y organizadas que les permita comprender y re-crear la realidad, de ahí que el requisito que debe tener un niño de este siglo frente al conocimiento es ser creativo e inteligente, que su misión es asumir el aprendizaje complejo, construir herramientas para la solución de problemas y trabajar en entornos colaborativos (De Zubiría A.: 1999). Para lo cual también urge de un maestro que debe desarrollar y perfeccionar continuamente sus competencias tecnológicas y didácticas, que requiere mejorar y enriquecer las oportunidades de aprender a enseñar significativamente a sus estudiantes, lo que implica su participación activa en proyectos colectivos de diseño y uso de ambientes de aprendizaje enriquecidos con las TIC.(Díaz Barriga F.: 2010)
HACIA UNA PROPUESTA PROPIA DE EDUCACIÓN DE CALIDAD
Sólo una revisión profunda de la educación inicial, básica y media, sin excluir la superior, que involucre sobre la base de unas sustanciales y transformadas políticas públicas educativas la construcción de un nuevo modelo de escuela que integre en sus procesos de gestión: académicos, administrativos y comunitarios, unos métodos de enseñanza renovados con unas nuevas relaciones entre docentes y estudiantes, permitiría lograr la educación de calidad requerida para el siglo XXI.
Cuatro serían las necesidades básicas de aprendizaje antes de intentar metas más complejas de calidad: comprensión de lectura, comunicación escrita, valoración de la ciudadanía, y manejo de una metodología para aprender a partir de la realidad en que se vive. Sin dejar de tener en cuenta que el ambiente de aprendizaje y el clima institucional del plantel educativo es el factor clave determinante del resto de los factores que influyen en la calidad educativa*
Los niños deberán tener la oportunidad de i) observar la realidad por sí mismos, de ii) describir con precisión lo observado y de allí iii) reflexionar sistemáticamente para la construcción de su propio saber. Por ello, los desarrollos académicos y las experiencias pedagógicas que incluyan estas tres dimensiones contribuyen a estimular y fortalecer la habilidad en el estudiante de pensar por sí mismo, en vez de asumir “verdades” y creencias convencionales que la sociedad y la misma escuela imponen.
No hay formas milagrosas para tener una educación de calidad. Los maestros deben ver en buenas escuelas de demostración el “verdadero modelo” y, luego, ensayarlo, adecuarlo y complementarlo en su propia práctica de aula, en vez de obtener explicaciones verbales de segunda o tercera mano sobre lo que se debería hacer para hacer operativo un nuevo modelo de enseñanza y aprendizaje.
Ahora bien, no se puede continuar con una elucubración de esta naturaleza, que aunque pose de rigurosa y formal, no se afinque en las crudas realidades de la actual sociedad colombiana. Es a partir de su valoración que se podría proyectar una propuesta de educación de calidad. En tal sentido cobra pertinencia la propuesta de Miguel y Julián de Zubiría cuando a partir de sus indagaciones sobre las particularidades de la vida afectiva de los niños y niñas colombianas desde sus orígenes familiares: hijos de padres separados, hijos únicos como los casos más relevantes, encuentran fundamento para formular su propuesta de enseñanza afectiva basada en el modelo de la pedagogía y las didácticas activas, en donde plantean que para “formar adultos líderes creadores de la sociedad del conocimiento” se debe utilizar estrategias adecuadas que permitan aflorar los talentos “adormecidos de los niños y que se dé paso a las potencialidades que cada uno posee” Para ello promueven las competencias afectivas incorporando al currículo una asignatura con el propósito especifico de su enseñanza, con un docente plenamente formado, que sea un experto en su materia y además, investigador, poseedor de una gran pasión por el conocimiento y que desarrolle una alta capacidad para cautivar el interés del estudiante (De Zubiría M.: 1998). Es necesario fomentar la investigación desde el nivel básico, donde se brinde al estudiante las bases y elementos fundamentales que lo lleven a desarrollar cualquier idea, experimento o proyecto.**
Que debemos entender por “Calidad educativa”
Ya no es posible seguir sosteniendo que la calidad de la educación es sólo un asunto de “mejoras” introducidas en los procesos, en los contenidos, en los currículos, en las evaluaciones, en la enseñanza y los aprendizajes. La calidad es el resultado holístico de todos los factores que intervienen en la efectiva garantía del derecho que tiene todo ciudadano del mundo a recibir educación. Cuando algunos de estos factores no está presente, o no hace presencia en la manera en que se requiere, se afecta el disfrute del derecho, o lo que es igual, la educación pierde cualidades esenciales: pensemos si un sistema educativo que no garantiza el pleno acceso, que no garantiza la permanencia de los niños, las niñas y los jóvenes, que no garantiza los aprendizajes pertinentes, que no articula a los padres de familia, que no permite la participación en las decisiones de política, ¿puede ser considerado como un sistema de “calidad”?. (Medina, Aragón, Tamayo: 2007)***
Entonces, hay que iniciar un debate nacional que posibilite establecer criterios propios sobre lo que debe entender por calidad de la educación y cómo los criterios que se vayan definiendo atiendan la diversidad cultural y reconociendo la historia colombiana. La propuesta es ir construyendo una concepción de calidad ajustada a lo que vaya encontrando y hacer con esto la política educativa (Bustamante G.: 1999).****
El debate debe abordarse desde lo pedagógico y no desde los lineamientos trazados por el Ministerio de Hacienda, Planeación Nacional o, peor aún, por el F.M.I. Hay que reconocer que el aspecto económico es un ingrediente importante, pero no es lo que debe determinar las políticas públicas educativas. A partir de allí la discusión en torno a la calidad de la educación está atravesada por las concepciones que se tienen de escuela, de sujeto (maestro o estudiante), de evaluación, etc., por lo tanto, es aquí donde hay que detenerse para buscar argumentos válidos que enuncien los verdaderos propósitos de la educación que el país requiere.
Es evidente que asumir este reto, exige tener que reconceptualizar en torno a los diferentes ámbitos que estructuran la escuela y, por supuesto, esto no se logra por decreto, si no mediante un proceso de transformación de las concepciones que instituye a cada uno de los sujetos que en ella intervienen. Es, además, un proceso a mediano o largo plazo que aun no se agota.
Un intento por definir qué es calidad de la educación, impulsa a decir que ésta es una construcción social donde intervienen todos los actores que participan del acto educativo, llámese estudiante, docente, directivo docente, padre de familia, etc. Que al igual, está mediada por la capacidad de cada uno de estos sujetos para obtener importantes niveles de elaboración conceptual en lo que tiene que ver con los procesos de enseñanza, de aprendizaje, de gestión administrativa, de toma de decisiones, de diseño de programas y propuestas que posibiliten el desarrollo del P.E.I., de reconocimiento por la diferencia del otro o de los otros; en fin, se trata de crear de manera colectiva los escenarios que permitan la formación intelectual y personal de todas las personas que asisten a la Institución educativa sin desconocer sus intereses y necesidades. Las Instituciones, las tareas, los docentes, las pruebas, los rituales, los símbolos, los conflictos y proyectos hacen parte de las preocupaciones de la sociedad y la familia en torno a la calidad de la educación.
Finalmente, es obligado concluir de manera taxativa que si en Colombia no se institucionalizan políticas públicas educativas claras y comprometidas con el desarrollo integral del país en el largo plazo, nos quedaremos contemplando a nuestra juventud nadando en un mar de incertidumbre, cada vez más distanciado de la posibilidad de hacer del conocimiento una fuerte estrategia para el desarrollo económico social y cultural de nuestra Patria.
Notas
* Murillo, J, F, ¿Son eficaces nuestras escuelas?, Cuadernos de Pedagogía, No. 246, España, página 3.
** “…implantar nuevos sistemas de aprendizaje o hacer un cambio en el modelo de la enseñanza en todos los niveles, debido a que los niños y jóvenes de hoy tienen más autonomía a la hora de tomar decisiones y expresar lo que piensan y sienten, es tratar de motivarlos intelectualmente para que sientan el gusto de trabajar en áreas básicas, con ayuda de medios de comunicación y avances tecnológicos para que despierten el interés por conocer temas que les llame la atención, los cuales le permitan iniciar un proceso de búsqueda de su propio conocimiento.” (Barón C.: 2004).
*** Ponencia elaborada para el Foro Educativo Municipal de Hatonuevo por el Ceid de La Guajira, la Plataforma de Políticas Públicas Educativas: Sede Riohacha, Nodo Caribe y el Instituto Superior de Pedagogía, Regional Guajira; a partir de las definiciones y conceptos que al respecto se han publicado en el informe No.26 de FLAPE y en las revistas ENTORNO NO.2 y CONCIENCIA ECOLÓGICA NO.1
**** Citado en la ponencia anterior
Referencias Bibliográficas:
BARÓN PUENTES, Claudia Patricia. Investigación, Educación, Ciencia y Tecnología para el Siglo XXI: “El Reto de la Colombia de Hoy”. Mimeografiado. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja, 2004
BUSTAMANTE, Guillermo y DIAZ, Luís. Políticas educativas y evaluación de la calidad. Avance de investigación: “Análisis de algunos factores asociables al desempeño en el área de lenguaje: el Distrito Capital frente al resultado nacional” IDEP. Bogotá, 1999
DE ZUBIRÍA, Alejandro. Pedagogía Conceptual.
DE ZUBIRÍA, Miguel. Introducción a las Pedagogías y Didáctica Contemporáneas.
DÍAZ BARRIGA, Frida. Las TIC en la educación y los retos que enfrentan los docentes. (UNAM, México). Intervención en el Foro TIC´s y Educación. Metas 2021. OEI. Tomado de http://www.oei.es/metas2021/expertos02.htm
FLÓREZ, Rafael. Pedagogía del conocimiento: Modelos Pedagógicos y enseñanza de la ciencia
MEDINA Álvaro; ARAGÓN Gustavo y TAMAYO Edgar. Anotaciones Para un Debate sobre la Calidad Educativa. Ponencia. Ceid de la Guajira. Riohacha, 2007
PLAN DECENAL. Diez retos en Educación Plan Decenal de educación 2006-2016. Ministerio de Educación Nacional. Bogotá, 2006.
VASCO, Carlos E. Siete Retos para la educación del futuro en Colombia. EAFIT, Medellín, 2007
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